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sábado, 16 de junio de 2018

Costumbres españolas I.

«En España las señoras van a misa tan tapadas que no se las conoce con facilidad. Todas usan para esa tarea un vestido característico del país, que incluye la basquiña, o refajo de seda negra, y la mantilla, que hace las veces de manto y velo, permitiéndolas ocultar la cara por completo. De esta guisa tienen total libertad para ir a donde les apetezca». 

Joseph Townsend 1787.



sábado, 9 de junio de 2018

La ropa interior femenina a comienzos del siglo XIX.

La camisa.


La primera prenda que se vestía era la camisa, que solía estar realizada en lienzo blanqueado o en lino. Dicha camisa se realizaba con patrones a base de líneas rectas, llevando unos cuadradillos en las sisas para ganar holgura. El largo llegaba hasta debajo de las rodillas. No solían ir adornadas en modo alguno. Estas camisas solían mudarse aproximadamente entre cada tres a siete días.

Las medias.

La siguiente prenda en vestirse eran las medias. Estas podían ser de algodón o seda y llegaban hasta arriba de las rodillas. Los colores eran vistosos y en contraste con el resto del vestuario. Dichas medias se sujetaban a las piernas por medio de unas ligas atadas debajo de las rodillas. Estas ligas se realizaban en lana trenzada, cordobán o seda bordada. En los bordados, además de flores o formas geométricas, solían aparecer frases de amor u oraciones.

La cotilla.

Una de las prendas interiores más importante era la cotilla, la cual se realizaba con tejidos resistentes y se embaraba para darle rigidez.
El Diccionario de Autoridades nos dice lo siguiente: «Cotilla: Jubón sin mangas hecho de dos telas, embutido con barba de ballena, y pespuntado, sobre el qual se visten las mugeres el jubón o casaca, y trahen ajustado el cuerpo».
Se ceñía con cordones, estando estos situados en la parte delantera o trasera de la prenda. También constaban de tirantes regulables. Al elevarse el talle de los vestidos, ya no es necesario acentuar la cintura, más bien lo que se busca es realzar el busto, el cual aparece generoso y redondeado, quedando en ocasiones separados ambos pechos por medio de una pala de madera que se ubicaba en el centro de la cotilla.

Las enaguas.

Por último se vestía la enagua, la cual se realizaba con lienzo. Algunos ejemplares se adornaban con alforzas y volantes del mismo tejido. Se podía llevar una, o varias enaguas. Sobre ellas se vestía la bata o el guardapies.