"No hay extranjero (...) que no tenga ganas de conocer esas danzas tan alabadas. Es raro que el teatro no termine la velada con el baile nacional (...) que vale a veces mucho más que la comedia o el drama. Pero al lado de las danzas de teatro están las populares, las que se ven los días de fiesta o de romería en las tabernas de la ciudad o de los arrabales, y por último los bailes que se dan en algunos establecimientos que toman el título de academias o escuelas de baile. Sus directores nunca dejan de enviar los programas anunciadores a los hoteles o a las casas de huéspedes."
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