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domingo, 8 de mayo de 2016

Accesorios estilo Imperio.

    El estilo artístico Imperio fue dominante en arquitectura, decoración de interiores, mobiliario y moda, durante los inicios del siglo XIX en Francia. Se inserta dentro del espíritu neoclásico. Tiene su antecedente en el estilo Directorio, y toma su nombre del período de gobierno de Napoleón en Francia, conocido como Primer Imperio Francés, y que es cuando se construyen en París las grandiosas infraestructuras neoclásicas como el Arco del Triunfo, la Columna Vendôme y la Iglesia de la Madeleine, para emular los famosos edificios de la Roma imperial. A finales del siglo XVIII se combinaron diversas influencias que resultaron en una transformación de la ropa femenina, por un lado las ideas de la Ilustración, que se manifestaban en las obras de Rousseau, con sus deseos de una vuelta a la vida natural y acorde con la naturaleza. Una segunda influencia procede de Inglaterra que virtud a su poder económico y político, exporta una forma de vestir más cómoda y práctica, menos influenciada por el vestido cortesano. Por último también destaca el neoclasicismo que alcanzó la moda como había llegado anteriormente a la arquitectura, la escultura o a la pintura. Como ya hemos visto anteriormente, la moda imitó los trajes de las pinturas y estatuas clásicas romanas y colocó el talle debajo del pecho y se eligieron telas blancas y vaporosas que dejaban adivinar las formas del cuerpo con el movimiento, convirtiendo a la mujer de la época, en una copia de las matronas romanas de la antigüedad.


    Como el frío invierno europeo no se prestaba a usar vestidos tan livianos todo el año, aparecieron por consiguiente diferentes prendas de abrigo. Una de las más populares fue  una chaqueta corta, que terminaba bajo el busto conocida como Spencer, que tenía su origen en Inglaterra. Consistía en una chaquetilla abierta por delante con largas mangas ajustadas y que podía terminar por detrás en una pequeña cola, a menudo con adornos de hombros denominados jockeys.  En Francia se llamaba amazone a los trajes de montar femeninos, por las mujeres guerreras de la mitología griega. Estos trajes emulaban la moda masculina, pero no estaba permitido que las mujeres montaran a horcajadas y por eso siempre tenían que llevar un vestido y montar de lado. Napoleón estaba intentando crear un gran imperio y reforzar su ejército, así que diseñó un uniforme que resultara atractivo para que los hombres se alistaran. El uniforme de los húsares, originalmente una unidad de la caballería húngara, inspiró el estilo húsar (à la hussarde). El cierre con botones a la Brandenburg de la parte delantera del bolero y el redingote, un elemento del uniforme húsar, se convirtieron en tendencias populares. De los jinetes egipcios conocidos como mamelucos, que también formaban parte del ejército napoleónico, llegaron las mangas mameluco con variados bullones, un estilo popular entre el gran público. También se empleaban largos abrigos de corte masculino (redingotes) y, sobre todos ellos, el accesorio más importante fue el chal, tomado de la época de la Antigüedad Clásica.


    Los chales de cachemira procedentes de la auténtica región india de Cachemira se hicieron populares cuando Napoleón los introdujo por primera vez en Francia tras su campaña egipcia de 1799. Debido a sus exóticos dibujos y atractivos y variados colores, se convirtieron en un accesorio muy popular para llevar con el vestido camisa. Sin embargo, en esa época resultaban muy caros, y eran lo suficientemente valiosos como para ser registrados en los testamentos y en el ajuar de boda. Tras los años treinta, la popularidad de los chales de cachemira llegó al gran público, y hacia la década de 1840 ya se había implantado una enorme industria de chales tanto en Francia como en Inglaterra para satisfacer la demanda. En Lyon se fabricaban productos de lujo con materiales de primera clase, mientras que en la ciudad escocesa de Paisley se producía en masa una imitación estampada y más económica. La palabra “paisley” llegó a ser tan conocida que se convirtió en sinónimo del tipo de dibujo cónico frecuentemente relacionado con los artículos de cachemira. La moda de los chales de cachemira continuó hasta el período del Segundo Imperio Francés.


    El peinado se mantuvo al estilo de la Grecia y Roma clásicas, como no podía ser de otra forma, con recogidos y moños a la altura de la coronilla, dejando ligeramente sueltos varios rizos enmarcando el rostro. El uso de peinetas de carey o metal fue muy popular, así como el empleo de cintas, cordones y guirnaldas de flores. Los sombreros solían ser de paja con una ligera visera que protegía el rostro de los rayos del sol. La parte la copa solía forrarse son sedas de colores y se adornaba con cintas y pequeñas flores de tela. Como consecuencia de las campañas militares del ejército napoleónico en Egipto, se popularizó el uso del turbante en cenas y bailes de gala. El calzado femenino experimenta transformaciones ya que pierde su tacón y se impone el uso de zapatillas planas, realizadas en cuero y tela. Algunas de ellas se anudaban al tobillo mediante cintas, inspiradas en las sandalias de la antigüedad clásica. Debido a que las formas de las faldas pasaron de ser anchas y huecas al esbelto estilo imperio que recordaba la forma de una columna griega, el bolsillo que antes se había llevado dentro del vestido ya no tenía espacio, así que fue necesario el bolso para sustituirlo. Dichos bolsos denominados ridículos, solían confeccionarse con seda o a punto de aguja. Sus formas son de lo más variado, pasando de simples carteras planas a intrincadas cestas o incluso frutas. Imprescindibles fueron también los guantes, tanto en trajes de noche como de día.


Fuentes: MODA de editorial Taschen.

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