Para cubrir el cuerpo se usaba el jubón; corpiño muy ajustado. Estos cuerpos eran muy pequeños, de escote generoso y haldetas cortas. La espalda se cortaba en forma de trapecio, donde venían a ajustar los costadillos y los hombros. Las mangas eran ajustadas al brazo y el largo podía variar. Los tejidos más habituales eran los rasos y las sedas brocadas. Las costuras solían cubrirse con trencillas de lana o hilos metálicos. El escote al ser tan generoso se cubría con fichús de muselina o pañuelos de seda, siendo muy populares los denominados «pañuelos de llamas», llamados así por estar realizados en colores vivos y encendidos que recordaban las llamas del fuego.
La casaca era una prenda similar al jubón pero con faldón largo. Solían abrochar delante sobre un peto, prenda triangular que cubría el delantero del torso. Las mangas eran ajustadas y no llegaban a la muñeca. El puño se adornada con volantes de encaje, plisados y lazos.
Estoy admirada. Es la hija de Miguel Cabrera, una de los más connotados pintores de la época en la Nueva España. ¡Que maravilla!
ResponderEliminarA mí me ha gustado mucho por la especie de «chemisette» que lleva sobre el jubón.
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